domingo, 14 de marzo de 2010

Sin pausas, sin lamentos


No existe duda, tengo un hogar, o dos,
tengo una duda, o cien,
tengo ganas agobiantes de regresarte el tiempo,
el tiempo que parece que te hice perder,
tengo ganas de que entiendas que la gente es gente,
tú y yo, somos tú y yo.
Uno de mis hogares, tiene tu nombre,
tu sonrisa, tus enojos, tus ojos.

Uno de mis hogares sin duda alguna
lleva tus piernas, tu espalda,
tus párpados hinchados en las mañanas,
uno de mis hogares, tiene tu amor,
que hoy se pausa, pero lo tiene.

Hace mucho tiempo,
juré olvidarme de la poesía, del pulitzer,
del extranjero, de ser “workaholic” ,
ambiciosa, amargada, irritable,
fácil, difícil, complicada,
juré olvidarme de todo,
porque nadie, nadie con tanto amor,
necesitaba a su alrededor tanta ambición,
sin embargo, esa ambición, mi ambición,
me hizo crecer a tu lado,
mas no me hizo razonar sobre lo que sucedería,
lo que sucedería si te marchabas de mi lado.

Uno de mis hogares, sin duda es tuyo, mío, nuestro,
pero esta vez, quiero que también tenga verdad,
poesía, el pulitzer, el extranjero, mis defectos, tus defectos,
mis risas y las tuyas, tus besos con los míos,
tus aficiones, tu manías, tu profesión y la mía.

Esta vez, sin dejarme de lado, ni dejarte de lado te confieso,
te confieso que crecer, creer, confiar, cambiar,
soñar, reír, sentir, aceptar, llorar, luchar, triunfar,
ganar, perder y aprender contigo,
es el proceso improbable, pero no utópico
que deseo proponerte,
y que así me disuelvas,
y que así me comprendas,
y que así te sustentes,
y que así me sonrías,
que así mi amor,
te rías cuando el auto esté lleno de periódicos,
y que así me ría cuando llegues a ducharte con ese
olor a tanatorio que desde ya comienza a aterrorizarme.

miércoles, 10 de marzo de 2010

No sé si detenerme o llover


La vida, a veces la vida suele ser una visa directa a un tanatorio vacío,
a una ventanilla indiscreta que conduce hacía la mala ortografía de las promesas;
el amor, a veces el amor es un océano de consultas,
un desaire a toda hora, un algo que no es nada, una nada que lo es todo.

La perfección, pues que puedo decir,
la perfección no existe y, sin embargo, existe;
siempre existe ese momento perfecto que te seca el llanto, y dejas de llover,
dejas de llover como si las despedidas fueran solamente una palabra, un quehacer.

Quisiera sacarle los ojos a la inconformidad,
arrancarle los dientes a la palabrería,
calcinar a los amantes modernos y deshilachar esta indeseable monotonía;
desearía enumerar los sueños y multiplicarles,
captar tus sonrisas y regresarme en el tiempo cada vez que pueda,
cada vez que me lo permitan las heridas y los sucesos.