sábado, 30 de octubre de 2010

Exiliada...


No me siento del todo adecuada para hablar de emociones,
constantemente siento la prisa por rescatarme de los sentimientos
adecuados o inadecuados, pero al fin y al cabo sentimientos.

Me siento agotada, tengo la imperiosa necesidad de volver a la normalidad,
de sentir la estabilidad y la conciencia de antes, sin embargo,
me sigo agitando con tantos pensamientos de los que no quiero ser dueña.

A veces me siento sola, otras veces siento tanto amor que debo abstenerme,
porque a como lo afirmo constantemente, no puedo sufrir más ni menos,
simplemente no puedo sufrir, no me puedo ilusionar, no quiero malograr
un corazón noble, siento que ya no quiero nada de este mundo ,
ni de su gente acostumbrada a ser básica y banal.

Necesito la grandeza de sus ojos, la cercanía de su piel, la
honestidad de su tacto, sus ganas de ser fiel,
necesito que impregne en mi alma la frescura del océano,
que me llene de verde y de risa, creo saber quién es, pero a veces prefiero
no saber, a veces prefiero escapar porque me sabe conmover,
y yo repito que una vez mas no puedo perder,
pero esto no es una guerra, aquí nadie es más ni menos culpable,
esto no es una guerra y yo debo mentalizarme.

Desearía poder perfumarme el alma y los recuerdos, desearía poder ubicar
mi mirada en un horizonte adecuado, desearía ser yo, pero no dejo de
sentirme exiliada de mi propio cuerpo.
Necesito maquillarme un amor de invierno.

Hoy me siento aterrada por mis fantasmas, bombardeada por mis issues,
intranquila, sentimental y acostumbrada a sentirme abstracta. Hoy no
sé que siento, no sé que quiero, no sé, de verdad siquiera sé que necesito, tanta
gente y soledad, tanta gente y yo que siquiera les permito abrazar mi ligera integridad.

Hoy me siento insana, hoy deseo huir de mi misma para no escucharme,
mañana será otro día y debo acostumbrarme, las múltiples heridas a veces
nuevamente se abren...
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Fotografía: Carolina Jiménez.

viernes, 29 de octubre de 2010

Ángel…


Yo no entiendo cómo es que los colores de pronto, sin explicaciones coherentes se apagan, mi amor, yo no entiendo cómo es que mientras otros ríen, tú te encuentras postrada en una cama.

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Jenny:

Yo empecé a escribir esto antes de que todo esto sucediera sabes, los colores, las pocas explicaciones coherentes, todo eso que yo no quiero comprender.
Me detuve entre letras, para acelerarme mentalmente, recordarte y reírte, me detuve entre letras mientras preparabas tremendo viaje.

El día esta opaco, hace frio, no desearía vestir con tanta oscuridad, hace poco, muy poco iniciábamos un vuelta al sol adicional y no es justo sabes, me siento enojada y triste, impotente pero acostumbrada a la mala práctica de labores profesionales, me siento frustrada y nadie puede cambiar eso.

Hoy estoy llena de preguntas, estoy tan decaída que prefiero pensar que es cansancio, no te imaginas todas las cosas que se me vienen a la mente, posibles soluciones utópicas, hasta se me ocurre que sea una inútil broma pesada, porque así soy siempre, emocionalmente soy vulnerable a cualquier mal, pero esto, esto no tiene nombre.

Yo no comprendo estas cosas sabes, o más bien creo que no las quiero comprender, no sé cómo explicarte como me siento, esto es algo pesado, inaceptable, duro, irracional, yo desearía haber podido tener la capacidad de salvarte, aunque los demás dicen que ya te has salvado de las desventuras de este mundo, mas yo no puedo escuchar absolutamente nada en este instante.

La muerte se asomo y tu intentaste ahuyentarla, pero la desgraciada es tan impredecible y abusiva, es tan banal, no me le quito el sombrero, pero le guardo silencio, porque no la soporto, no la concibo, no la defiendo... No.

Hoy mi pecho está abarrotado de tormento, quiero pensar que estás bien, quiero sentir que esto es un proceso normal de vida, quiero entender por qué te sucedió a ti si pudo sucederle a alguien que no amara la vida, quiero, te juro que yo quiero captar, aceptar, respetar y no ser tan egoísta,
pero hoy, hoy no tengo esa capacidad y no sé si en algún momento la podre tener, pero mi primer paso es despedirme de ti. Despedirme con todo este miedo, con toda esta confusión, con toda esta rabia que se aloja en lo más insondable de mi corazón, despedirme y entender que no puedes volver, pero despedirme con la esperanza firme de volverte a ver, abrazarte fuerte, besar tus manos, y mirarte bien a como no logre hacerlo aquella vez.

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Fotografía: Carolina Jiménez.