martes, 4 de diciembre de 2012

4 de diciembre del 2012.



Yo también le tengo miedo a perderte. ¿Eso te ayuda?

No soy de palabras, claramente no te digo ni un leve porcentaje de lo que pienso, siento, enumero. Pero soy así y creo que me quieres de sobra para soportar todo lo que soy y lo que no soy. En realidad no lo creo, lo sé. 

Esto es parecido al tiempo a destiempo, no te he hablado de ello. Pero tengo la esperanza acomodada, no sé dónde ni cómo, pero la tengo amaestrada para entender que no soy dueña de casi ninguna decisión humana. La vida es esto, un torrente de utopías realizables. 

Me la vivo de optimista, de inconforme, de sensible-insensible, me la vivo, con eso me sobra. 

No tengo la aurora, no soy dueña de ninguna máquina que regrese el tiempo ni quiero serlo, no tengo las posibilidades para destruirlo todo y construirlo de nuevo. No tengo las metáforas adecuadas y tú me quieres tanto que no dudas de mi capacidad, duda hoy, te lo pido como un favor. 

Perdóname por el silencio, por no poder decirte en realidad lo que pasa por mi mente, no soy fácil de descifrar, por eso le doy gracias a la vida que ya sepas de mi algo más que lo habitual.

¿Será que le puedes hablar de mi vida a la gente en el futuro? Mi orgullo no me permite decir lo mucho que me afectan ciertos momentos, ya sabes, mi vanidad y mis tormentos.

Es todo por hoy, yo acabo de hacerte inmortal, lo digo como comentario inconforme y poco trascendental. Por lo pronto seguiré siendo una simple mortal. Por hoy me resulta cómodo lo que es levemente artificial, y no hay nada más básico y empírico que un transeúnte adicional.

Quisiera darte un beso de rescate, quisiera acurrucarme contigo durante horas, quisiera que me abraces con tu eternidad, quisiera… Pero estoy muy lejos. Me lo recuerdo cada vez que despierto.

En fin, te quiero. 

No hay comentarios: