martes, 28 de febrero de 2012

Lunes 20 de Febrero


Se atravesó en mi vida un lunes aterciopelado, un día en el que la esperanza, el arte y el desengaño rasgaban cada milímetro de mi pasado, se atravesó en mi vida con misterio pero creo yo que sin engaños, riendo en medio de unas copas de vino se apoderó de mi tarde, de mi martes, mi miércoles, mi jueves, mi viernes, mi sábado, mi domingo y mis malos ratos, mis ambigüedades y mis quebrantos.

Y es cierto, ella con su arte penetró en cada detalle, ha cuestionado mi risa, mis aires y desaires, me ha hecho descubrir dentro de mi a una mujer que parece había logrado devaluarse, una mujer que no duerme las horas necesarias por miedo a soñar en medio de impactantes realidades, en medio de titiriteros agobiantes. Ella tiene sus movimientos para desarmarme, y no tengo ningún pero, que me deshojen sus frases, a fin de cuentas yo no sé acostumbrarme a los simples transeúntes con comportamientos ancestrales.

Tiene una ideología constante, un carácter efervescente, una fe envidiable, ciertas caricias perdidas y una pasión que no poseen los mortales. Tiene interrogantes con respuesta, volatilidades concretas y días de días, tardes de tardes, noches de noches. Yo por mi parte he dejado de analizarle, ella fluye simple y constante.

Su voz es ese puente placentero que me conduce a diez centímetros del cielo, su risa inquebrantable aligera la jornada, me hace creer que los versos conservan tonalidades abstractas y me hace pensar que casi nunca nadie me ha hecho reír a carcajadas. Su acento con humilde devoción me convirtió en espectadora, en escritora, en el dulce infarto hacia su próximo acto.

Que se levante el telón, tengo la imperiosa necesidad de observar su actuación, que su sonrisa me impacte a mi y a los demás, yo con mi pluma le podré explicar que lo infinito existe, que sus aires de Avellaneda son más que simples proezas entre oscuridad.

La musa que se expone, en primera fila espero que termine la función, que su realidad satisfaga a una sociedad al borde de estallar, que su realidad siempre me impresione, y que entienda que ella es más que letras, más que aparentar. Que se permita volar, porque aseguro que sin gravedad sus colores le arrebatan lo opaco a la terrible actualidad.

Dato curioso: Gracias musa.
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miércoles, 8 de febrero de 2012

Cosmos...


No nací para adornar ese escritorio en el que me ubico a diario, no me formé para tener que cerrar un libro y atender a un ingeniero informático, no me enamoré de la poesía para dejarla pasar por alto. Yo vivo de esto, de esto que nadie entiende y para mí lo es todo, es tanto.

No nací para confundir el periodismo con lo abstracto, busco mil formas de relacionar profesión y pasión, pero como siempre, una metáfora se impregna en mi nota de sucesos, como siempre la tasa básica pasiva se me filtra por las venas e irradio melancolía.

No nací para estas cuatro paredes, no me acostumbro a acostumbrarme y que vengan las musas, yo a diario quiero enamorarme, y que vengan las guerras, las tragedias, las masacres, yo sabré adornarles para que mi lector crezca y evolucione, no quiero que nadie se adapte a lo inadaptable, quiero amor, grandeza y uno que otro desastre.

No nací para lamentarme de mis calamidades terrenales, me he educado para mal educarme, he desechado a quienes creía mis mentores y no fueron más que haraganes con hambre de sabotearme, con sed de acoplarme a una sociedad infame, que no vuela porque le han hecho creer que la caída libre es el último suspiro, pero es el comienzo, sólo el comienzo de la ruta por este espacio sacrificado, por este itinerario sublime y abarrotado de curvas inmejorables, de mujeres incomparables, de romances altruistas y psicópatas, de todo y nada a la vez, de vino, drogas y uno que otro quehacer.

No nací para mantenerme al margen, no entiendo los tratados limítrofes y sus magnates, prefiero contar monedas y caminar por las calles, mirar a los transeúntes y fingirles una sonrisa que les sepa a victoria, y fingirles una mirada que no les diga nada más grande que alguna interrogante, porque la magia viene después, cuando las almas se estremecen, cuando surge el misterio, los cuerpos chocan, y se origina la colisión del cosmos y sus siniestros. Y se origina todo esto que yo llamo arte, arte bohemio. Arte aventurero e indiscreto.

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domingo, 5 de febrero de 2012

Señora...

Yo no sé que entienda usted por tiempo, pero la vida transcurre señora, las horas se acaban, el reloj es un maldito embustero y usted a nada de eso le presta atención. Yo no sé cuanta vida me quede, pero no me arrepiento de darle mis mejores años, no me pesan los silencios, yo callé para mantenerme a su lado, para que usted no me juzgara, para no generarle un trago amargo.

Yo no sé que sea yo para usted señora, pero muchas veces volví a casa rezando entre llanto, pidiéndole a su Dios que usted siguiera con vida entre tanto quebranto, muchas veces salí de casa deseando que su sufrimiento no fuera más poderoso que usted, porque su dicha acabó cuando los demás se fueron, porque usted nunca se dio cuenta de que a sus pies seguía su niña menor, su muy posible peor error.

A veces señora, cuando pasadas las doce me dirijo a su habitación a apagarle el televisor me pregunto por qué usted permitió que pasara un día adicional sin darme amor, porque usted me enseñó que el amor no es dinero y cuantas veces me ha reprochado la estadía en su casa, porque eso soy, un huésped que usted desea despojar, un amor de esos buenos que prefirió olvidar.

A veces no entiendo por qué sigo sufriendo por usted, a veces no entiendo por qué cuando la veo dormida intento abrazar una devoción que jamás será reciproca, porque a fin de cuentas yo siempre la prefiero a usted, porque a fin de cuentas aunque no le importe, siempre que me pase de copas terminaré hablando de lo maravillosa que es, porque siempre que llegue desearé que sea única y exclusivamente usted quien me pregunte cómo me fue. Y usted no lo hará, a usted no le sienta bien mirarme a los ojos y decirme que alguna de las cosas que hice, la hice bien. Y yo ya me acostumbré, sin embargo, no la puedo dejar pasar, no la puedo dejar de adorar.

Dicen que el primer amor de toda mujer es su padre, pero señora, usted siempre ha sido y será mi gran amor, usted es mi prueba más grande de lealtad y esfuerzo, es usted señora y por más que lo intento no me conformo con su saludo frío y altanero, yo a diario necesito uno de sus abrazos, al menos uno de sus afectos. Y a veces moriría porque su cultura ni sus ancestros le impidan recordarme que en el mundo sigue existiendo el amor perpetuo.

Señora, yo no soy perfecta, la vida me hizo madurar antes de tiempo, yo muchas veces no supe sostenerla pero créame que hice siempre el mayor de mis intentos. La desigualdad me hizo comprender que usted también es un ser humano y no una deidad en medio de tanto farsante indiscreto. Pero yo quiero seguir pensando que en sus adentros, hay amor para mí, hay admiración, orgullo y respeto. Porque cuando yo me levanto, usted es uno de mis mayores motivos para escupir a los mortales y caminar por las calles en busca de éxito, porque cuando me acuesto cansada, las plegarias a mi Dios siempre se centran en que usted algún día sonría y sepa que hizo un buen trabajo con su hija, la imperfecta, la incorrecta, la desviada, pero la que siempre la ama, la que usted cree que la acosa pero que en realidad quedaría sola y devastada si a usted un día la muerte la alcanza.

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