lunes, 29 de abril de 2013

Mujer destino


Una mujer es cosa del destino y mi destino siempre desemboca en sus caderas.
Directo al cerebro, nunca al corazón.
No logro apartarme del deseo de sucumbir ante el candor.
Una mujer es destino y mi destino siempre acaba pidiéndome que le quite la ropa, que le quite el tedio, la costumbre, la contradicción.
¿Cómo se puede volar mientras la emoción tiene los pies sobre la tierra?
¿Cómo acertar si el único contra de tenerla conmigo es que no tengo ningún pro?

La vida transcurre sin la sana evolución de la pasión, la vida se estanca contrariada.

Me desentiendo completamente de ilusiones y lamentos, le tengo tanto cuidado al tiempo.

La vivo, sin buscarlo ni intuirlo. La muero, entre agitados bullicios.

Todas las drogas sobre la mesa, incluyéndola a ella.

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