viernes, 14 de mayo de 2010

...Emotional Girl...


Emotional Girl:


Me ajusté a un estilo de vida contraproducente que me fue traicionando con los años, me ajusté siendo poco ajustable a las rutinas y a los encantos.
Me convertí en todo lo que mis letras odiaban y odié todo lo que mis letras amaban, yo también le propuse a la vida entregarle mis letras con tal de vivir algo verdadero, con tal de alejarme de mi propio jaleo, yo también lo hice, yo también me traicioné mil veces, hasta que me vi sin poesía, sin prosas, enamorada de cosas que muchas veces me daban igual, enamorada y desencantada al mismo tiempo.
Me enamoré, verdaderamente me enamoré, lloré de emoción, me inyecté maravillosos momentos, tuve múltiples sobredosis de pasión, a tu edad, tan cercana a la mía estaba segura de todo, tenía un futuro más que señalado, hasta que desperté una mañana, tres años después, con el corazón destrozado, con una dosis de desconcierto que no sabía manejar, me vi sola, o más bien, abandonada por mí misma y me salvaron mis letras, aquellas que le entregué sin vacilaciones a la rutina, a las atrocidades del descaro, a la fidelidad de emociones, a los tragos amargos.
Últimamente me encuentro sola, en la barra de un bar, mientras mis labios besan la boca de una botella de cerveza fría y cruda como tus mañanas, escribiéndote a cantaros, tratando de maniobrar contra la avalancha de emociones que no provocaste, pero que de pronto incitaste, porque a tu edad tan cercana a la mía, viví más de la cuenta y no me lo perdono, pero me lo agradezco.
Emocionalmente soy sumamente inocente, ni en comparación a la malicia que tengo con todo lo demás, los simples instantes me saturan de satisfacción, algo en mi se carga de alegría entre el lapso, las palabras y el licor, es allí a donde cuestiono mi satisfacción ante los días que vendrán, pero me sobran los recuerdos y he aprendido que ciertas noches no son ciclos, son eternidades que amenazan con ser finitas, a veces.
Sigo enamorada del mismo ser, solamente que ahora sin quererlo, me enamoran distintos destellos, me enamoran situaciones, voces, sonrisas, lamentos, caricias y días de la semana. Sigo enamorada de las mismas piernas, del mismo cabello, del mismo cuello, de la misma risa, de las mismas frustraciones y de los mismos recuerdos, no estoy dividida, sigo amando mi ego por mas abatido que se encuentre, sigo admirando mis necesidades y mis rechazos hacia ciertas gentes, sigo firme ante mis ciclos, mis pecados, mis tormentos, mis saludos y mis despedidas.
Pero sin duda alguna también sigo sabiendo que yo mejoro mas no cambio, sigo siendo la misma y me queda la dicha de robarte la risa, robarte el llanto, robarte una caricia, robarte una necesidad, porque también me queda la dicha de recalcarte que entre letras nadie, absolutamente nadie te ha dado, ni te dará tanto y a ti te queda sin duda la dicha de saber que tienes algo de mí, de saber que aunque busque hacerlo, no me estoy marchando y que se vayan los ciclos al carajo.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Desintoxicación


Debo admitir que se me detuvo el reloj de arena interno, se me cristalizó la realidad y se me regeneró la agonía, convirtiéndose en todo eso que actúa en paralelo a los sueños, viví algo parecido a la vida, pero basta con caer del cielo, poner los talones contra el asfalto y respirar grueso, respirar si es así a como se le puede llamar a sustraer la avaricia de los mortales y de paso robar algo de afecto, algo de algo…
Debo dejar de beberte, de fumarte, de gritarte en silencio, de abrazarte con aletargo efímero, de permitir que me tomes de las manos con eternidad, definitivamente debo dejar de rebuscarte entre mis letras, entre explosiones de emociones que solamente me dirigen a desiertos de inercia.
Debo dejar el cubata, la trova, las horas, las sinfonías, debo dejarlo todo y eso no significa que desee hacerlo, pero de la forma en la que me lo enseñó Coelho, siempre hay un puente que separa lo que queremos hacer de lo que debemos hacer, y me jode tanta incertidumbre barata.
Debo dejar de sentir celos de los transeúntes, de la brisa, del espacio, de los días, de lo absurdo que es esto. Debo dejar de desear encontrarte, debo dejarte pasar, debo ignorarte y entre tanto deber me entran ganas de embriagarme y que te embriagues, de que la noche no acabe.
Y entre tanto deber, se me va haciendo tarde, pero la hora no importa cuando decido intoxicarme o desintoxicarme, por el momento me desintoxico, no vaya a ser que te sientas extremadamente relevante, porque entre duda y duda no sé perder, sólo sé adaptarme, a la vida, a los encuentros, a lo hermoso de sentirte por lapsos y a lo fácil que debe ser de hoy en adelante despojarme de tus intentos por hacer de este mundo un sitio entero, aunque muchas veces has completado el rompecabezas de desencuentros que se ha esparcido por este paso mío por el universo… Aunque muchas veces me has hecho entender lo que yo misma ignoro, por darle gusto a lo que ya ha muerto, por creer en lo que no está, por satisfacer despedidas, porque rechazo todos los intentos.
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