martes, 14 de agosto de 2018

Adéu


Un piano se escucha a lo lejos, no sé si son tus pupilas danzando o mi quiero, tocando la puerta.

La noche está abarrotada de ternura y yo, yo me he contenido de decirme a mí misma, que los límites están aquí en la tierra, que allá en mi planeta, no soy una mujer de la vida alegre, solamente soy la niña que aprendió a volar. Y si fuera puta ¿A ustedes qué más les da?

Pienso constantemente en la distancia, en los aeropuertos que gritan los nombres de las ciudades donde me podría instalar.

Pienso constantemente en mi hogar, en los naranjos japoneses que pondría en la puerta, en los cuadros, el mural de tarjetas postales y las sábanas blancas. En los libros, el olor y en mis ojos caídos, pidiéndome perdón, casi siempre a las tres de la mañana, sin contemplación.

Un vendaval se aproxima ¿No lo escuchás? Son los jinetes del apocalipsis, obligándome a evolucionar, porque se viene lo inevitable y no he hecho el brindis final, no he dejado de reprocharme la parsimonia de mi despedida astral, quise tirar las puertas y escupir el asfalto. A cambio de eso, lloré sosteniendo mi planta y mi litro de licor. Así es el amor.

Esto es una subasta, tengo para ofrecer unos ciento cincuenta escritos y una piel con retazos blancuzcos,  gritos silenciosos y lágrimas de emoción. Tengo un catálogo de futuras arrugas y un diccionario de palabras que me invento cuando no tengo con quien hablar. También presumo de ser propietaria de un Océano Pacífico de dudas y monólogos alcoholizados que siempre dirán que el amor es otra cosa, porque vamos, el amor es en definitiva, otra cosa.

La vida es esto, pero el amor tiene un corazón de balanza que tiembla de temor, se hace pequeñito y agradece la intención. El amor no sabe para dónde voy, pero me frota la espalda y me dice suavecito, no pasa nada tonta, voy con vos.

-Pasajeros del vuelo IBE5050, con destino a la ciudad de los petons, por favor, tengan sus documentos en mano, dentro de poco les llamaremos para abordar.

Se escucha un arrabel de fondo, no sé si es mi destino final o mis manos encendiéndose una vez más, pero suena a tentación, suena a la salvaje espera de mi constelación. El bullicio se emancipó, no pasa nada tonta, voy con vos.


No hay comentarios: