martes, 29 de noviembre de 2011

Por ti senhorita...

Ella se desliza suavemente por mis quimeras,

ella sonrie con y sin inocencia,

provocando que yo brinde a su salud y sin verguenza,

ella me agranda la brecha entre lo debido e indebido,

ella tan prohibida, tan acústica, tan espléndida,

ella que no sabe, yo que callo,

ella que no entiende, yo que la miro entre ocasos,

la diatriba en contra de un par de sueños,

yo entre letras y madugadas insaciables

y ella que prefiere continuar sufriendo por miedo a lo incierto.


Ella cree entender, pero nunca se ha tomado la molestia

de sentir satisfacción en medio de la tormenta,

ella se conforma, yo la miro escasa de creencias,

ella cree saber, pero no entiende todo lo que debe conocer,

ella se encierra, se momifica y frena su ira ante un amor que no la ama,

ante una verdad que prefiere profanar,

ella está acostumbrada a sobrevivir a medias,

sin exaltaciones, sin brazos de amor,

abarrotada de saetas que segmentan alma, cuerpo y corazón.


Ella afila sus historias mientras yo me instalo en su memoria,

yo me maquillo la imprudencia mientras ella me relata sus vivencias,

alguien me espera en la esquina en el justo instante en el que yo deseo tenerla en mi otra vida,

alguien la espera tras un umbral de ironía, mientras yo la sujeto con mi compañía,

ella y yo claramente no logramos entender tanta sincronía,

yo me despido suavemente, ella sonrie y me sujeta,

beso su piel tan suave, tan tersa y miro mientras se aleja,

mientras me desvivo por sus caderas.


Atonita y cansada me marcho con ella, sin estar a su lado,

acostumbrada y herida se duerme soñando sinfonías,

el reloj camina, yo me detengo, ella se hipnotiza,

la madrugada se ahoga, ella me inventa, yo me voy,

por miedo al amor, por confiar más en la desolación.

Es mejor que nunca sepa muy bien quien soy,

si lo descubre me atrapa y el cosmos estalla a nuestro favor,

y para las gentes eso no es exactamente lo que desea Dios.

.

No hay comentarios: