Unas piernas cruzadas, una copa llena, la ambigüedad abriendo
brechas y el deseo innato de hacerlo bien.
La palabra en la garganta, la emoción acostumbrada. La avalancha
de complicidad amenazando con aplastar mi aparentar, el ego agonizante, la
mirada fija pero jamás constante.
La vida pasa y está bien, no es tan difícil entender que las
llamas son simplemente llamas insatisfechas entre quehacer. No es tan difícil
entender que la evolución es fluctuante cuando nos referimos a pasado, cuando
afirmamos sentir algo tan efímero como el llanto.
No me atrevo a escribir sobre insolencias cotidianas, mis ansias
desesperadas por accionar me obligan a mejor no hacer nada y el reloj se
detiene mientras se humedecen las frases resguardadas, mientras la elocuencia
no es un complemento sino mi más cruel dolencia, mi batalla transformada en una
crónica de constantes muertes anunciadas.
Nunca he consultado qué precio tiene el cielo temporal,
simplemente me he dejado llevar y entre pick up lines y bebidas para no soñar, el universo estalla,
mientras estalla todo lo demás.
Me acerco
incansable, cargada de tedio y vagas esperanzas, atorrante e inaccesible y ahí
estás vos, con esa mirada que incita al crimen, con un pretérito pluscuamperfecto
que detiene a cualquier mortal en pleno vuelo, pero si hablamos de mi sangre,
de mi irracionalidad insaciable y embustera, nada marcha mal, sos la esencia
pura de lo que se debe saborear, el martirio perfecto para amanecer muriendo y
desear un poco más.
No tengo
propuestas, mi táctica no se acompaña de incitación. Los silencios son
insondables, tanto como mi satisfacción. La noche se ajusta a mi jornada, a mis
pensamientos que recorren a millas luz la complejidad de tus caderas, a la
desesperación que siempre resguardo en un cajón y a las frases lanzadas al azar.
Mañana es un
nuevo día, aquí no pasa nada, cada quien a su lugar. Cuando acabe la tarde
podré descifrar si son tus ganas o es mi soledad, si es mi instinto animal o es
tu sonrisa infame acaparando la ciudad.
Cada quien a su
lugar, que si nos atrapa la madrugada al día siguiente no podré regresar.
Que si nos atrapa la madrugada, te voy a necesitar todas las noches, hasta acabar rendida entre derroches.
Que si nos atrapa la madrugada, te voy a necesitar todas las noches, hasta acabar rendida entre derroches.
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