viernes, 30 de julio de 2010

Hallelujah...


Yo no sé mucho de edades y distancias,
debo admitir de corazón, que este stand by de emociones
me está dificultando la toma de decisiones importantes.
Yo no sé mucho de mi edad y cercanías,
se me está haciendo completamente absurdo eso
del sí y el no, a veces he necesitado vivir de probabilidades,
que vengan las estadísticas y los buenos romances,
que vengas tú y que venga aquella incertidumbre
que siempre me cuesta cara, pero que te instales en mi,
tal cual marcapasos, que hoy no te tengo miedo,
que hoy no me generan malas vibras los comentarios,
que hoy quiero vivirte, vivirte a cantaros.

La vida me debe mil disculpas, ya recibí disparos que no eran míos,
ya llore, ya sentí, ya deje de sentir y ya sentí de nuevo sin quererlo hacer.
La muerte me debe respeto, ya le huí un par de veces
y la verdad también he tenido peores retos, se puede alejar
porque tengo mucho que saborear,
en este cosmos completo de sonrisas para enamorar,
de verdades, de inspiraciones
y piernas deseosas de soñar un amanecer al lado
de este delicioso querer.

Me siento motivada pero a la vez
irremediablemente melancólica,
trato de ser mejor,
pero ese mejor suele ser el peor emocionalmente,
trato de ser sensata,
pero el sensata se me va por la espalda y me mata,
trato de ser dama,
pero el dama se convierte en una fiera que precisa
vibraciones, fuegos, tenacidad.
Trato y trato,
pero el trato y trato solo necesita paz,
el trato y trato busca un espacio vacío,
para regenerarse y meditar.

Hallelujah, ya era tiempo de resucitar.

.

Fotografía: Carolina Jiménez.