domingo, 11 de abril de 2010

El amor… el amor es otra cosa cariño.


A ti:

Yo no sé con qué rapidez transcurra el tiempo entre unos brazos, que cada vez prometen ser menos extensos, me considero totalmente ignorante en ese asunto de jugar a quererse cuando el dolor tiene mucho más que admitir.
La vida pasa, no sé si te has dado cuenta, pero la vida transcurre en segundos en los que no haces más que sustituir sonrisas por dudas, amores por desamores, diversiones por inquietudes. La vida transcurre, tus ojos lo ven, pero tu alma prefiere no entender.
Es tarde, hace frío, las aves cantan como la otra noche, indicando que va a amanecer. Pero el amor es otra cosa y no puedo marcharme hasta acabar con las interrogantes colocadas sobre un tablón de melancolía.
No se puede compensar una semana horrible con una noche de pasión, no es justo eso de tomarse de las manos solamente porque la fecha indica que se cumple tiempo, no de amor, sino de tolerancia, de jugar a entenderse, de creer que le son fieles a un sentimiento que tras de que vive forzado, se ahoga a diario amordazado por las historias que te inventas para pasar desapercibida ante un tema que generara el peor de los desconciertos.
De igual forma, yo no sé nada del amor, no creas en mis enfados ni en mis suspensos, simplemente la grandeza de tu ser se achica con el tormento, simplemente tu sonrisa podría opacarse y sería una perdida terrible para el universo…
Solamente te confieso, que no sé nada del amor, pero el amor, cariño, el amor desde este corazón embustero, anticuado y perpetuo, desde este corazón, el amor y tú no son eso, el amor y tú son otra cosa, una cosa mucho más grande, mucho más esplendorosa.
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