Parte IV
Abra una caja de vino barato, asuma su derrota, desee
descontroladamente su lengua en la mandíbula de esa mujer.
Tome un trago y busque comodidad. La reconstrucción está a punto de empezar.
Enrole un porro, ponga una canción triste y escúchela por
los próximos seis meses, hasta que no le provoque llanto. Evite leer un Best
Seller, evite BBC, deje la escalinata de lado.
Caiga en coma, sea un recoveco.
Conozca mujeres, levánteles la falda, beba, finja que logra existir.
Al final de la noche puede llegar a su cama a ser infame y febril. Infeliz.
No le cuente a nadie, llore en silencio, delire, usted tiene
derecho a soñar que repentinamente, va a
llegar. Sea parte del suelo, déjese morir.
Dúchese repetidas veces, con manzanilla, con whisky, con
sal, piense que de pronto, en algún momento, el olor de esa bendita carne,
cesará. Aunque usted desee lo contrario.
Caliente dos litros de vino, con naranja y canela, tome hasta
perder noción de cielo, tiempo y tierra. Camine por ciudades desconocidas. Ría con
y de los demás.
Evite las ayudas clandestinas. Pague cenas caras, compre shots
para toda la cantina.
Revuelva su dignidad con insalubridad.
Revuelva su dignidad con insalubridad.
Llore luego de un orgasmo, lea, ódiese, subraye. Háblele bonito
a cualquiera, reparta besos con sabor a incierto, a mentol.
Compare su historia con la de los demás, brinde consejos,
lloré una vez más.
Ella se fue, ella, aparentemente, no volverá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario